La segunda ciudad de Ibiza, Sant Antoni de Portmany, se anticipa a las necesidades del viajero gracias a una transformación que renueva el parque hotelero, desestacionaliza el turismo y recupera algunos mercados. Una estrategia que, además, otorga especial preponderancia al mundo de la gastronomía para cambiar el perfil del visitante.

Hablar de Ibiza es aceptar que el romanticismo en esta isla tiene otro valor, es asumir que es una porción insular cargada de rincones mágicos y de tradiciones de gran significado, y también es concluir que aquí las playas y calas son únicas. Pero también es  fundamental reafirmar que en Eivissa -ese es su nombre original en catalán-, se dan los que para muchos viajeros son los atardeceres más bonitos del mundo; y como no puede ser de otra manera, es reconocer que en sus 41 kilómetros de norte a sur y los 15 kilómetros de este a oeste, se asienta el ocio nocturno de más alto voltaje del planeta. Aquí se dan cita un cúmulo de experiencias para sorprender a todo tipo de público consiguiendo que un viaje a Ibiza resulte indeleble para todos los sentidos.

Todo empezó aquí

No es casualidad que San Antoni de Portmany,  en el lado oeste de la isla, sea uno de los municipios más demandados. Y es que en este antiguo pueblo pesquero fue donde diera inicio la industria turística de los años 70 y en el que se asientan gran parte de los establecimientos que le han dado a la isla la fama mundial de ser sede de muchas de las mejores fiestas del mundo. La noche en Ibiza es de todos conocida, y aunque de alguna manera ha contribuido al posicionamiento internacional del destino, ciertamente es un apartado del que, a veces, es necesario desligarse porque esta es una isla pletórica en otros encantos y que posee diversas fortalezas que trascienden lo tecno, lo electrónico o las copas de noches interminables. Y aquí en San Antonio, existe un amplio plan de promoción turística y desarrollo que ya da resultados en cuanto al tipo de visitante que se recibe, y para el propio ayuntamiento, ya es notorio que ese turismo familiar y tranquilo ya está llegando a este municipio que esconde verdaderas maravillas que solo hay que sacar a la luz; sin dudas, San Antonio parece otro cuando se le mira desde un ángulo diferente..

No solamente se han reformado hoteles que estaban algo deteriorados, sino que han aparecido nuevos establecimientos que seducen a un viajero con un perfil que se interesa por lo simple, lo natural y lo sostenible, y ejemplo de ello son esos pequeños agroturismos que exponen la sencillez ibicenca con el mejor de los gustos. Igualmente han aparecido logrados hoteles de lujo que conocen el gusto de los más exclusivos y cuidan su alma y su espíritu, aspectos que ayudan a que ese nuevo perfil de visitante se detecte de una forma más amplia y homogénea.

Hija del dios Bes

En este municipio de 127 kilómetros cuadrados, no todo es playa y festejos. Su interior es también una alegría para la vista, un deleite para los sentidos. En él, las costumbres locales rememoran las raíces de esta tierra “libre de serpientes” como los mismos fenicios y cartagineses la catalogaron y por lo que le otorgaron el nombre de “isla de Bes” en honor a ese Dios egipcio que traspasó fronteras, el “señor de los animales”. Unos suelos que griegos y romanos llamarían más tarde Ebesos y Ebusos, respectivamente, nombres que derivan de dicha deidad.

A medida que uno se aleja de la costa, los verdes parecen intensificarse a la vez que pinares y almendros van salpicando campos y laderas como si fueran pinceles que bailan sobre un lienzo. En los caminos aparecen esas tiendas tan ibicencas que abren y cierran pronto en la mañana y que vuelven a abrir a la hora del ocaso, y que al final terminan siendo un lugar de abastecimiento diferente a todo pero común a todos, algunos de ellos son también galerías de arte.

La isla blanca

Lo cierto es que Ibiza en las últimas décadas ha saltado al imaginario colectivo como la “isla blanca” y la única culpable de ello es esa arquitectura insular de la que medio mundo ha escrito y otro medio ya fotografiaba en los tiempos anteriores a Instagram, y en la que se inspirara la propia escuela Bauhaus de los alemanes. Y es que la «casa pagesa» ancestral se erige como un conjunto de cubos que florecen en perfecta armonía a medida que la familia se expande. Muchas de estas casas han sido meticulosamente restauradas para preservar sus fachadas y todas las características originales de su construcción. Nos encontramos ante una arquitectura que, en gran medida, ha permanecido inmutable a lo largo de los siglos, arraigada en una historia que se remonta a tiempos ancestrales. Su construcción se basaba en la sabiduría popular, transmitida de generación en generación, con el propósito fundamental de garantizar la subsistencia y la utilidad práctica. Fue precisamente esta austeridad, combinada con la simplicidad y la funcionalidad intrínseca de cada elemento arquitectónico, lo que dio forma a esta arquitectura única. Además, su perfecta integración en el apacible paisaje ibicenco no solo aporta una estética excepcional, sino que también ha sido un imán de inspiración para artistas y espíritus bohemios desde la década de 1930. Famosos arquitectos como Le Courbusier, Raoul Hausmann, Walter Gropius, Erwin Broner o Josep Lluís Serp estudiaron los orígenes de estas casas rurales que se remontan a los fenicios, y todos ellos encontraron inspiración en la armonía de estas construcciones encaladas, que conectan la historia de la isla con el presente.

 

La sencillez hecha fé

De simpleza hablan también las iglesias del municipio. Tal es el caso de la de Sant Antoni, que tras la Catedral es la segunda más antigua de la isla, una fortaleza que también sirvió para protegerse de las invasiones berberiscas. Por su parte, la iglesia de San Rafael, se sitúa en un mirador con impresionantes vistas y su única nave contiene siete capillas laterales, además de un curioso campanario con formas curvas. La de Santa Agnès se erigió para atender las necesidades de Pla de Corona, una de las zonas más aisladas de la isla y es la de menor altura de Ibiza y tiene una entrada frontal y otra lateral. Por último, tenemos la iglesia de San Mateu, que no es más que un templo encalado del siglo XVIII con un amplio porche y campanario esquinado.

Endémico verde

Hace dos décadas empezaba a gestarse la idea de establecer un jardín ecológico de cactus en la isla por parte de un grupo de inquietos creadores inspirados en la naturaleza de Lanzarote. No obstante, al no ser los cactus lo más idóneo para este destino, la idea evolucionó hacia la conservación y protección de plantas endémicas de los ecosistemas de la isla, desde las dunas, hasta los salares y los bosques. Y hoy por hoy, el Parque Ibiza Botánico Biotecnológico es un faro de proyectos de biotecnología que demuestran formas de poder salvar el mundo de maneras sorprendentemente sencillas. El lugar es lúdico y didáctico y fascinante para los amantes de la vegetación, una especie de revolución ecológica que entre otras cosas, cuenta con un piano vegetal. Sí, es la energía de las plantas la que consigue emitir notas musicales cuando se accionan al tacto.

Brindis por Ibiza
Can Rich

En 1997, nació lo que hoy en día es una joya de Ibiza: Can Rich. Se trata de una bodega que ha cosechado un gran éxito gracias a la calidad de sus vinos que, además, son respetuosos con la naturaleza. En sus dos viñedos cada variedad de uva tiene su propia voz y personalidad, y así, para los tintos cultivan Monastrell, Merlot, Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Syrah. En los blancos, la Malvasía,  la Chardonnay y la Muscat son las reinas. Cada botella cuenta una historia, una historia de amor por la tierra y por el arte de crear vinos excepcionales. En una visita a la isla, conocer esta bodega es un privilegio. Una de sus referencias, Blanc D’Àmfora -monovarietal de Muscat-, es la mejor opción que se puede tener a bordo de un paseo en llaut para ver esos atardeceres que tanta fama han dado a Sant Antony y su costa. Un llaut, de origen fenicio y con una estructura que bebe también de las embarcaciones de cartagineses o romanos, es ese barco típico de las islas baleares que ha sido clave para la pesca de arrastre o como barco auxiliar de navíos de mayor envergadura; una experiencia sencillamente inolvidable.

La buena mesa

Decíamos que Sant Antony ha puesto especial interés en dar valor a su oferta gastronómica, y desde topV!AJES hemos sido testigos de la calidad de la oferta y del empeño que se está poniendo en este asunto. Es Nautic, el restaurante del  Club Naútico, es una alternativa perfecta para degustar los pescados y mariscos más frescos. Recomendamos especialmente probar el bullit de peix un plato de pescador que ha cobrado especial relevancia en algunos restaurantes. Se trata de diversos pescados hervidos con patata, servidos con un alioli ligero para potenciar el sabor y que se acompaña con un arroz a banda como segundo pase. La preciosa casa de Villa Mercedes, que data de 1901, alberga un restaurante que magistralmente propone platos mediterráneos con toques asiáticos. Es Ventall, es un restaurante familiar con más de 35 años de historia, y que con la llegada de José Miguel Bonet a los fogones ha conseguido dar otra lectura a los platos de siempre con la leña como aliada. La oferta en San Antonio es amplia y para todos los gustos.

Por todas estas razones, hemos entendido por qué ahora esta localidad es la más demandada de la isla. Vivir San Antoni más allá de la fiesta que la  engalanó hasta la cima, es otra cosa.

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