Ubicada en la provincia de Segovia, Sacramenia es una joya escondida que merece ser descubierta. Este pintoresco pueblo, con una rica historia y un entorno natural impresionante, ofrece a los visitantes una experiencia auténtica de la vida rural española. Desde su arquitectura medieval hasta sus tradiciones locales, Sacramenia es un destino perfecto para aquellos que buscan escapar del bullicio de la ciudad y sumergirse en la tranquilidad del campo.
La historia de Sacramenia se remonta a la Edad Media, y su patrimonio refleja la influencia de diferentes culturas a lo largo de los siglos. Almanzor, Fernán González y Enrique II fueron residentes en sus campañas por estas tierras, con suerte desigual. Por eso no es extraño que uno de los principales atractivos del pueblo sea la Iglesia de Santa María la Real, una magnífica construcción románica del siglo XII. Este templo, que en su origen formaba parte de un monasterio cisterciense, impresiona por su arquitectura austera y elegante, así como por sus hermosos capiteles y claustro.
Otra de sus joyas arquitectónicas es la Iglesia de San Martín, que data del siglo XIII. Destaca por su campanario, su portada decorada con figuras esculpidas y su tranquilo entorno que invita a la reflexión y el sosiego. Por un entramado de calles, pajares y viejas casas de labranza, las vías miran hacia los oteros y miradores que rodean el pueblo. Posiblemente, la caminata más popular, después de una empinada cuesta, nos lleva hasta San Miguel. Es un lugar único. La estructura del edificio habla de sus mejores momentos históricos, pero el paisaje es incomparable. Campos de trigo, perfilados por esos taludes de amapolas donde el tono rojizo sólo dura unas semanas. Un lugar muy especial.
Tradición de lechazo
Pero el gran reclamo de la zona es otro. No se puede hablar de Sacramenia sin mencionar su gastronomía. La localidad es famosa por su cordero lechal asado, una delicia culinaria que se prepara en hornos de leña siguiendo técnicas tradicionales. Este plato, jugoso y lleno de sabor, es una auténtica experiencia para el paladar y una razón más para visitar el pueblo. Un buen referente para comer su famoso cordero lechal es Mesón González. Juan cría sus propios animales para el restaurante que todos los fines de semana pone el letrero de lleno.
Además del cordero, Sacramenia ofrece una variedad de productos locales como quesos, vinos y embutidos, todos ellos elaborados con ingredientes de la región y un gran respeto por las recetas ancestrales. Quesería Sacramenia es un ejemplo del buen hacer y tesón de Raquel, la maestra quesera de Sacramania. Quesos de oveja, crema de queso, yogures de leche de oveja o de leche de burra son algunos de los productos estrellas de este productor. Raquel ha heredado la tradición quesera de su padre, y demuestra que vender con una sonrisa siempre es más fácil.
Otro de los productos que no podemos dejar de comprar son Las Manitas de Sacramenia, un producto 100% natural elaborado con manitas de cordero lechal, tomate, agua, cebolla, pimiento, puerro, aceite de oliva virgen, ajo, vino blanco, harina de arroz, sal, especias y hierbas aromáticas. Y para los amantes del vino, es obligada la visita a la Bodega Finca Cárdaba, un ejemplo del nuevo enoturismo que se integra en la D.O.P. Valtiendas. El nombre es mucho más que vino y en esta pequeña población también es una de las visitas obligadas.
Senderismo y ciclismo
El entorno natural invita a la exploración y el disfrute al aire libre. Los alrededores del pueblo ofrecen numerosas rutas de senderismo y ciclismo que permiten descubrir la belleza de la campiña segoviana. Entre los destinos naturales destacados se encuentra el Cañón del Río Duratón, un espectacular paraje que alberga una importante colonia de buitres leonados y ofrece vistas impresionantes. Tampoco hay que olvidar una posible excursión a Fuentidueña.
Además de su historia y gastronomía Sacramenia conserva vivas sus tradiciones y costumbres, y una visita al pueblo puede coincidir con alguna de sus festividades locales. Una de las celebraciones más importantes es la Fiesta de San Blas, que se celebra en febrero y que incluye procesiones, bailes y actividades para toda la familia. También es destacable la Fiesta de San Isidro, patrón de los agricultores, que se celebra en mayo y que es una ocasión perfecta para degustar productos locales.