Un túnel subterráneo de 800 metros de longitud, un coqueto pueblo, un maestro artesano quesero, un periodista americano y mucha pasión. Ésta es la historia de Bodegas Raíz de Guzmán.

Nombrada recientemente una de las mejores rutas de vino de España,  la Ruta del Vino Ribera del Duero es una inmersión en un universo de emociones y sensaciones donde los cinco sentidos juegan un papel esencial. Sus populares vinos, su exquisita gastronomía, la belleza de sus paisajes y la calidez de sus gentes son  los ingredientes de un viaje cuya huella permanece imborrable para siempre. En mi recorrido por tierras burgalesas recalé en el epicentro de la ruta: Roa de Duero. Un minúsculo y coqueto pueblo que emana vino por los cuatro costados, ya que es sede del Consejo Regulador de la denominación de origen Ribera del Duero. A escasos metros de allí, viví uno de los momentos más genuinos del viaje: la experiencia Raíz. Epicentro de una experiencia de ocio y enoturismo única, Bodegas Raíz es un complejo moderno que  conserva intactas su raíces y su sabor tradicional. Su magia reside también en las impresionantes vistas sobre el páramo más característico de la zona y sus viñedos propios. Aprovechando el potencial que había alcanzado la zona de la Ribera del Duero, en 1998 tuvo lugar la primera vendimia de estos caldos y en 2002 la denominación pasó de Páramo de Guzmán a Raíz.

Un laberinto de arte

La cueva subterránea de casi 1 km de longitud que recorre el subsuelo de Bodegas Raíz es el origen de los famosos quesos Páramo de Guzmán y actual bodega donde maduran los mismos, así como todos sus caldos. En 1985 un maestro quesero de Roa de Duero empezó a elaborar en su interior un queso que  muy pronto se convertiría en “el mejor queso del mundo” en Estados Unidos. En el año 2000 el periodista estadounidense Michael Paterniti se adentró en estas tierras para conocer la historia del queso del que se había enamorado diez años antes y dio vida al best seller ‘The Telling Room’, gracias al cual la quesería alcanzó prestigio internacional.

Convertido hoy en un laberinto de arte , este  túnel mantiene el secreto mejor guardado de los vinos Raíz. Adentrarse en estas cuevas es similar a realizar un viaje onírico donde las sensaciones juegan un papel primordial. A lo largo de diferentes estaciones, Beatriz Muñoz, responsable de enoturismo, nos desveló alguno de los secretos de los productos de la casa y dirigió una cata de quesos maridada con estos excelentes vinos.  Una de las muchas curiosidades de la cueva es la decoración de las diferentes estaciones con lámparas de cristal de Murano de múltiples colores que representan el proceso de elaboración del queso.

Vinos de altura

Bodega, hotel, quesería, tienda…. Bodega Raíz de Guzmán  es un complejo de enoturismo ideado para descansar y vivir una experiencia singular. Otro de los instantes más auténticos de mi viaje fue el recorrido por los viñedos, sintiendo la tierra bajo los pies, el olor de la uva, el tacto de los viñedos e incluso participando en la recolección y posterior pisada de la uva, ya que coincidió con época de vendimia. La visita incluye también la sala de depósitos, la zona de analítica, la sala de barricas y la sala de botellas.

Uno de los sellos distintivos de estos vinos es la altitud en la que descansan los viñedos y las diferencias térmicas propias de la zona en la maduración de la uva. La riqueza de lo suelos da lugar a vinos de gran expresión, arraigando los vinos a la tierra: de ahí el nombre de Raíz. La mayoría se elaboran con uva Tempranillo,  la más representativa de la Ribera del Duero. Con la intención de forjar un carácter diferenciador en sus vinos, la bodega ha incorporado recientemente la uva Malbec que ofrece una explosión de fruta, así como una complejidad cuando el vino se añeja en roble nuevo. Además, las 500 barricas de roble francés y americano proporcionan el máximo sabor a estos caldos.

Cada uno de los vinos de Bodegas Raíz presenta una personalidad singular pero todos ellos comparten la misma esencia y pasión: Rosado, Voy Olé, 9 meses, Crianza, Reserva, Profunda y Cayetana. Una de las grandes sorpresas es el rosado de lágrima, “con  muchos aroma a flor y muy pizpireta. Fruto de una fermentación lenta, tiene el frescor de un blanco y el cuerpo de un tinto”, nos explica una de las enólogas de la bodega.

Los que quieran prolongar su estancia y deseen disfrutar de unas jornadas de relax, naturaleza, queso y vino, tienen a su disposición el hotel de Bodegas Raíz, provisto de seis habitaciones donde todos los detalles están cuidados al máximo.

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