Dos edificios históricos hospedan en pleno barrio gótico barcelonés a este hotel miembro de Relais & Châteaux, que por su riqueza arquitectónica, su acertado estilo decorativo y una gastronomía insuperable, es toda una declaración de intenciones para el viajero más exigente.
Enamorarse de Barcelona no es asunto complicado. La Ciudad Condal, de fuerte personalidad y espíritu inconformista lo largo de los siglos, siempre ha aprovechado las grandes ocasiones para exhibir su vigor. Así ocurrió con la Exposición Universal de 1888, la Internacional de 1929 y los Juegos Olímpicos de 1992. Además, esa vida llena de aventuras, revoluciones, hitos y artes es palpable en los paseos que se dan por su Raval, su Rambla o su Barrio Gótico. Y es justo aquí, en este barrio del casco histórico barcelonés a donde llegamos para conocer el Hotel Neri, un establecimiento inaugurado en 2003 y que pertenece a Anima Hotels, una cadena de hoteles únicos fundada por cuatro hermanos que deseaban crear establecimientos con alma y ADN propio.
Neri es fruto de la unión que se diera en el siglo XVIII de dos edificios, uno de los cuales es un exquisito palacio medieval del siglo XII del que se recuperaron los esgrafiados originales del antiguo patio, y que son unos de los más importantes de la capital catalana; el otro, llama la atención por sus dos característicos y soberbios arcos bizantinos. La unión de ambos dio como resultado el actual edificio, Casa Gironella, que encierra la esencia de la ciudad y se sustenta en el equilibrio de elementos clásicos y un interiorismo moderno y rompedor.
Durante la remodelación también se hallaron elementos de origen romano y bizantino, que atestiguan la profunda conexión del enclave con la cambiante y siempre dinámica historia de la villa y del propio barrio.
Acento local
En un entorno íntimo y enclavado en la historia viva del Barrio Gótico, el Hotel Neri invita a sumergirse en la esencia del Mediterráneo y la magia de Barcelona. Motivados por el deseo de compartir la historia emocional del barrio, los propietarios restauraron el edificio para ofrecer auténticas experiencias a los visitantes interesados en descubrir la ciudad desde su núcleo, en un ambiente íntimo y sofisticado. La segunda generación familiar, arraigada en Barcelona y apasionada por el legado del Hotel Neri, busca recuperar el espíritu cultural y artesanal del barrio, convirtiéndolo en una experiencia cargada de sensualidad y descubrimiento. El Hotel Neri se erige como testigo del devenir del barrio, la ciudad y su diversidad cultural, compartiendo con los huéspedes la identidad local y colectiva que define esta joya mediterránea.
Preservando la singularidad
En 2003, el hotel experimentó una transformación notable bajo los preceptos de interiorismo de Cristina Gabas, destacada por su enfoque maximalista, dramático e irónico en el diseño interior. Su honestidad y extravagancia hicieron del Neri un precursor en el sector, marcando tendencia. Gabas incorporó elementos distintivos, como artesanía local (ejemplo de ello es la lámpara de la recepción de Victor Paniagua o el sofá de Asunción Latorre también dispuesto en la recepción), y estableció el reciclaje de mobiliario como parte esencial del ADN del hotel.
En 2011, y tras las sucesivas imitaciones aparecidas en otros establecimientos, Virginia Figueras asumió el relevo. Su enfoque se centró en espacios que reflejaran una forma de vida auténtica en Barcelona, caracterizada por el buen gusto sutil. Utilizó materiales auténticos, tonos arena con toques de color, textiles naturales y obras de arte, como las fotografías de la colección ‘La Mirada Transeúnte’, que transmiten paz y sobriedad. Esta evolución busca preservar la singularidad del Hotel Neri en la escena hotelera. No cabe duda que los conceptos que aquí imperan en la decoración han evolucionado hacia una visión del mundo mucho más amable y sostenible, poniendo en valor la comunidad y las raíces de una ciudad del Mare Nostrum que recibe, acoge y aprende de la diversidad compartiendo el pasado, mostrando el presente y ayudando a forjar el futuro.
Más allá de los tópicos
El hotel dispone de 22 habitaciones, todas con una decoración muy especial y ciudadana. Las seis habitaciones estándar están decoradas con muebles minimalistas de madera artesanal; las de la primera planta cuentan con grandes murales realizados en pan de oro y pan de plata, mientras que el resto de las plantas albergan cuadros de las fotografías originales de La Mirada Transeúnte, de la colección Bauza. Las ocho habitaciones deluxe, y las cuatro deluxe con terraza, repartidas en la primera, segunda y tercera planta, son más amplias y tienen cuartos de baño con bañera. Algunas de ellas poseen varios balcones, artesonados originales e incluso terrazas privadas con una divertida idea de ducha al aire libre, perfecta en los meses más cálidos.
Las tres junior suites, localizadas en las diferentes plantas del hotel, gozan de mayor amplitud y todas cuentan con artesonados medievales, balcones y terrazas para disfrutar en exclusiva. La suite Neri, en la primera planta, es la estancia más especial del hotel. Además de los techos originales, está decorado con grandes y cómodos sofás italianos y tiene amplios ventanales con balcones independientes, que otorgan una gran luminosidad.
Los detalles son fundamentales en el hotel y marca de la casa. Todas las habitaciones cuentan con amenities de Molton Brown, exclusiva firma de belleza londinense, conocida por el exotismo de sus ingredientes y lo audaz de sus fragancias. El descanso y el confort están garantizados gracias a la comodidad de los colchones de Malatasseria A. Mercader —famoso establecimiento de la ciudad con más de 130 años de historia—, sábanas de algodón egipcio y mantas de lana ecológica de la firma catalana Teixidors, tejidas en telares artesanales de madera, réplicas de los antiguos que se empleaban en el siglo XVIII. Los huéspedes pueden recibir un masaje o el placer de disfrutar de un vino procedente de viñedos locales.
Espacios inolvidables
En este hotel descubrirás espacios icónicos que se transforman en auténticos refugios para disfrutar solo o en compañía. La biblioteca, con sus vigas de madera y ventanales que revelan el bullicio del barrio, presenta una estética elegante con mobiliario italiano Flexform, alfombras artesanales y una mesa de roble también firmada por Cristina Gabas. El Espacio Boa, en la primera planta, es un rincón digno de Instagram, destacando la obra «La Boa» de los hermanos Campana y un lienzo de Amado Fabrega y Alejandro Bedoya. Su lounge bar, con un muro de piedra y arcos bizantinos, es ideal para disfrutar de cócteles y tentempiés.
En la azotea, Roba Estesa, se revela un pequeño jardín con una vista única del auténtico skyline del barrio Gótico. La piscina desbordante y la posibilidad de disfrutar de cócteles o vinos hacen de este rincón un lugar sorprendente y acogedor, abierto tanto a huéspedes como a locales, siempre que las dimensiones lo permitan. La experiencia en el Hotel Neri es un encuentro único con la historia del barrio, plasmado en cada rincón de este enclave excepcional.
Con el sello del chef Alain Guiard
En la propuesta gastronómica del Hotel Neri, el espíritu de encuentro y la esencia de la Ciudad Condal convergen con provocadora originalidad. Frente a la emblemática plaza de San Felipe Neri, emerge “a Restaurant”, dirigido por el chef Alain Guiard. Aunque su ubicación es discreta, el restaurante es un oasis dinámico e informal, donde Guiard celebra una cocina creativa arraigada en la tradición local y la simplicidad del producto. Los ahumados, distintivos del chef, cautivan en diversas preparaciones. Las recetas, diseñadas para compartir, desafían la linealidad, invitando al comensal a divertirse, mezclar con las manos, jugar y descubrir. La encantadora terraza, frente a la fuente de la plaza, ofrece un rincón único para sumergirse en la hipnótica atmósfera del Gótico sin perder la serena elegancia del Neri.