Un bello palacio del casco histórico de Palma alberga un restaurante en el que una sublime fusión de la tradición culinaria asiática con lo mejor y más fresco de los productos mediterráneos cobra sentido en manos del chef Simon Petutschnig.

Hace unos pocos días salía de este restaurante gratamente sorprendido por la calidad de su comida, su maravillosa carta de vinos, y por esa atmósfera cosmopolita que han conseguido interioristas y decoradores gracias a las obras de arte que acompañan el recinto y al jardín interior.  Un palacete en pleno corazón del casco histórico de Palma que con la creatividad y talento del austriaco Simon Petutschnig consigue traer a la mesa una fantasía de creaciones absolutamente equilibradas y con el máximo respeto por el producto. Ya en el VTC que me aguardaba en la puerta recuerdo haberme preguntado cómo es posible que el lugar no haya sido galardonado con una estrella o con un sol, pero claro, estos premios si han de llegar, llegan. Espero que así sea porque estoy convencido que se lo merece.

Un viaje interactivo por los sabores de Japón

Que en las islas baleares cada vez se come mejor, nadie lo discute. Y Fera es un gran representante del minucioso y pulido  trabajo de un chef que traspasa fronteras a partir de su amor por los sabores del país nipón donde sabores, textura y sabor son, por excelencia, los protagonistas de cada plato. Una carta seductora y unos menus que reflejan esencia, técnica y saber de Petutsching son lo que espera al comensal. La lista de vinos de Fera está cuidadosamente seleccionada para enfatizar esas referencias que comunican un sentido de calidad y autenticidad. Fera también es el único restaurante en la isla que ofrece el galardonado Difference Coffee, que fue fundado con el objetivo de identificar el mejor café del mundo y hacerlos con una diferencia.

A la hora del almuerzo se puede optar por la carta o por los menús de cuatro o siete pasos, que también tienen su versión vegetriana. Y si se busca un espacio más privado lo mejor es reservar el llamado Biblioteca con un aforo para 16 personas.

Del talento de un Maestro

El Carpaccio con aguacate, cebollino balsámico y atún es junto a la galette de  salmón flambeado con aguacate, las huevas de salmón y mayonesa de kimchi unos entrantes imperdibles. El alga nori con ternera wagyu y trufa negra de Mallorca tampoco puede faltar en un primer acercamiento a este lugar, y lo mismo el tartar de ternera, el gambusín con aguacate, crème fraiîche y eneldo o el ravioli de espárrago verde con ajo silvestre, parmesano y gambas mallorquinas. En los platos principales destacamos el lomo de corzo con polenta, boniato y colmenillas o el pescado del día con beurre blanc.

Su aceite de aberquina y el pan de Son Naava son dos aciertos que llegan a la mesa permanentemente y que don complementos estupendos para este menú tan equilibrado.

Sin duda, este lugar merece un reconocimiento; un establecimiento que en cualquier viaje a Mallorca debe estar incluido en el recorrido gastronómico.

 

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