El jamón ibérico puro tiene incluso su filosofía. Al menos, eso se desprende del mensaje que transmite la marca centenaria Cinco Jotas. Sus directivos dicen que no son extraordinarios, pero lo que hacen, sí. Y de ello responsabilizan a “nuestros bisabuelos”, que se preocuparon de cuidar el cerdo ibérico puro 100% del suroeste peninsular. “En el siglo XIX se alcanzó la excelencia en Beluga y en Champagne, pero faltaba tener un referente en España. Y ellos lo hicieron posible”, añaden.

Visitar la bodegas de Cinco Jotas es una experiencia que está al alcance de cualquiera y que, sin duda, es muy recomendable para aprender lo que cuesta, no sólo en euros, un jamón de bellota 100% ibérico. Sólo  hay que llegar hasta Jabugo (Huelva) para conocer cómo comenzó a forjarse la leyenda del jamón más exclusivo del mundo, un tesoro que ya forma parte, desde hace tiempo, de nuestro patrimonio.

Cinco Jotas abre sus centenarias bodegas para que el público interesado pueda recorrerlas y conocer el proceso de curación del jamón ibérico puro 100%, que se mantiene inalterado desde 1879. La bodega se halla en un edificio centenario y conserva intacta la esencia de la tradición y el trabajo intenso de varias generaciones de familias de Jabugo. Una visita que finaliza con premio, ya que el visitante tendrá la posibilidad de disfrutar de una cata especial de jamón cortado a mano por el maestro cortador de la bodega. Así que prepara tu paladar y adéntrate en la excelencia de este producto “gourmet”.

Un paseo por la dehesa

Y hay más. Porque si quieres pasear, a pie o a caballo, por el ecosistema natural de la dehesa, sólo tienes que pedirlo y tendrás la fortuna de contemplar a los cerdos 100% ibéricos de Cinco Jotas y ver cómo viven en libertad. Te sorprenderá saber que a cada uno de los animales les corresponde, como mínimo, una hectárea de dehesa. Incluso puedes ampliar de esta curiosa experiencia disfrutando de un aperitivo, una degustación ampliada o un taller de corte impartido por un maestro cortador.

La visita a la bodega tiene una duración estimada de una hora y un precio de 25 €, que aumenta 15€ más si se desea realizar una degustación ampliada, que incluye cañas de lomo natural y tradicional, caña de presa y salchichón, acompañados de una copa de oloroso y con una duración añadida de 15 minutos. La ruta por la dehesa exige un tiempo estimado entre 3 y 4 horas y tiene un coste de 70€, que se reduce a 30€ en el caso de niños de 3 a 12 años. Esta visita incluye también la entrada a las instalaciones y la degustación maridada de jamón Cinco Jotas. Sólo hay que reservar en el correo electrónico visitas.cincojotas@osborne.es o en el teléfono 603 599 061.

Una historia que se remonta a 1879

Para saborear mejor el jamón Cinco Jotas, nada hay comparable como conocer la historia de la marca, ya que nada surge por casualidad. Toca remontarse hasta 1879 para ubicar a un hombre, el ganadero local de Jabugo Rafael Sánchez Romero, experto en la crianza del cerdo ibérico. Él fundó la primera empresa en el mundo relacionada con el cerdo ibérico puro. Treinta años más tarde, en 1910, se le unieron dos socios: Manuel Romero, también gran conocedor de la elaboración de productos ibéricos de altísima calidad, y Vicente Carvajal, muy diestro en la comercialización y distribución. Fue entonces cuando Cinco Jotas emprendió su camino… y hasta hoy.

El Jamón Ibérico Puro de Bellota Cinco Jotas es ya un icono gastronómico español, un producto único que hace alarde de ser, en todo el mundo, un tesoro nacional. No en vano, está presente en las tiendas “gourmet” de toda España y también en el Food Hall de Harrods (Londres), Dean & Deluca (Nueva York) y Galeries Lafayette (París). Y desde luego, ocupa las codiciadas mesas de restaurantes de tanto prestigio como L’Atelier Joël Robuchon en París, Da Dong en Pekín y La Marée en Moscú.

Viaje por los cinco continentes

Cinco Jotas traslada nuestro principal emblema gastronómico a más de 35 países de los cinco continentes. Y no sólo eso, porque los embajadores de la marca tratan de combinar el jamón ibérico puro con los mejores ingredientes de cada cocina local y con las costumbres de cada país.

Hay que recordar que el cerdo ibérico puro es una raza milenaria, a medio camino entre el jabalí y el cerdo doméstico, que crece en libertad en las grandes extensiones de la dehesa peninsular. El proceso de cría es lento y se alimenta, durante la montanera, a base de bellotas procedentes de encinas, alcornoques, quejigos y robles. Como dato curioso, el cerdo ibérico puro tiene que ingerir alrededor de 12 kilos de bellotas para engordar tan sólo un kilo. Y ahora describamos al animal: tiene orejas pequeñas y gachas a modo de teja, piel oscura y uniforme por todo el cuerpo, lomo plano y alargado, que termina en una grupa alta y escurrida, y unas patas ágiles y estrechas o de caña fina adaptadas al medio natural en el que vive. Y lo más singular de todo, la pezuña negra conocida como “pata negra”.

Los interesados en conocer éstas y otras singularidades del cerdo ibérico puro tienen la posibilidad de adquirir la cultura del “jamón ibérico” necesaria en las bodegas Cinco Jotas, en Jabugo, un lugar privilegiado por su riqueza natural, ya que está custodiado por el Parque Natural de Aracena y Picos de Aroche, declarado Reserva de la Biosfera Dehesas de Sierra Morena por la Unesco. Aquí podrán conocer los cinco oficios del proceso de elaboración del jamón Cinco Jotas: el perfilador, el responsable de la salazón, el encargado de los secaderos, el maestro bodeguero y, por fin, el maestro calador. Este último, posiblemente, será el más deseado por el consumidor final. ¡Buen apetito!

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