Una ruta por el país asiático que abarca la tradición de Pekín, los templos de Datong, la ciudad antigua de Pingyao, los Guerreros de Terracota de Xi’an y la modernidad de Shanghái explorando así algunos de los destinos más fascinantes del país.
Desde que reabrió sus puertas en abril de 2023, China se ha convertido en uno de los países más seguros para viajar, sin contaminación gracias a su plan de uso de vehículos eléctrico, con una exquisita gastronomía reconocida a nivel internacional y una oferta de hostelería muy asequible. Es necesario adquirir visado y contar con la aplicación AliPay, con la que poder pagar, comprar billetes de tren o viajar en taxi (Didi).
Día 1-3: Pekín
Para embarcarnos en esta ruta que permite experimentar la rica historia, la diversidad cultural y la modernidad de China en 10 días, comenzaremos por Pekín, aunque se puede hacer en orden inverso, desde Shanghái. Ambas ciudades cuentan con buena conexión con las rutas aéreas que proponen Air China.
Comenzaremos dedicándole los tres primeros días a la capital, una ciudad tradicional repleta de enigmáticas y fascinantes atracciones. El primer día, comenzaremos en el corazón de esta gran urbe, en el Templo del Cielo, un bonito complejo de arquitectura imperial con jardines exuberantes donde los emperadores de la dinastía Ming y Qing realizaban ceremonias para orar por las buenas cosechas.
Ubicados por diferentes partes de la ciudad, los hutongs, o barrios tradicionales, permiten descubrir la verdadera esencia china. Sumérgete en la vida cotidiana de Pekín a través de callejones estrechos que forman estas zonas residenciales o pasea en un rickshaw, las clásicas bicicletas tiradas por locales, y visita casas históricas para aprender sobre la cultura local.
Para escapar de las ajetreadas calles, es posible relajarse en el parque Beihai, un oasis verde en el centro de la ciudad con un hermoso lago y antiguos templos. Cerca, el lago Houhai es perfecto para degustar el famoso pato pekinés y disfrutar de una animada y curiosa vida nocturna.
Para los amantes de las compras, visita obligada al Mercado de la Seda, con una gran variedad de productos, desde textil hasta souvenirs. Junto a él, goza de un paseo por la animada calle de Wangfujing y degusta las múltiples propuestas de la street food.
El segundo día, visitaremos la archiconocida Ciudad Prohibida, un icónico palacio imperial que sirvió como hogar de los emperadores chinos durante casi 500 años. Maravíllate con la arquitectura tradicional, exquisitos patios y algunos de los tesoros culturales más importantes de China. Para la visita, es necesario adquirir las entradas con bastante antelación o contratar visitas guiadas que ofrecen los diferentes tour operadores.
Junto a esta imponente ciudad antigua, encontramos la plaza de Tiananmén y el mausoleo de Mao Zedong, para los que se necesita pedir cita previa a través de la aplicación WeChat. Recorre esta histórica plaza, una de las más grandes del mundo con 444.000 m2 y corazón político de China, donde admirar la majestuosidad de la tumba del líder comunista.
Para despedirnos de la capital, le toca el turno a una de las siete maravillas del mundo: la Gran Muralla China. Aunque no está ubicada directamente en Pekín, es posible realizar excursiones desde el centro de la ciudad, o incluso la puerta de tu hotel, ya que está a poco menos de 1 hora de trayecto. La zona más famosa es Mutianyu, donde podrás escalar la cima en funicular y descender en un divertido y seguro tobogán. Desde lo más alto, admira las impresionantes vistas y experimenta la grandeza de esta maravilla arquitectónica paseando por su fascinante recorrido adoquinado y sus vertiginosas escaleras.
Por la tarde, escapa del bullicio de la ciudad y visita el Palacio de Verano, un impresionante complejo de pabellones, templos y jardines ubicado a las afueras de Pekín. Disfruta de un tranquilo paseo en barca por el lago Kunming y explora sus edificios históricos donde conocer más acerca del estilo de vida y las costumbres del segundo país más habitado del mundo.
Día 4: Datong
Dejando atrás Pekín, y subidos en uno de sus fascinantes trenes de alta velocidad, llegamos a Datong, recorriendo los 350km que separan ambos destinos. Esta ciudad rica en historia y cultura, cuenta con varias atracciones fascinantes que vale la pena explorar dada su historia y belleza arquitectónica.
Entre sus calles en las que parece no haber pasado el tiempo, encontramos la pagoda de madera de Yingxian, conocida por ser la más alta y antigua de China del siglo XI. Un recorrido a través de la historia dentro de los muros de la Ciudad Antigua, que ofrece una visión del pasado y de su imponente sistema de defensa.
Cerca, encontramos el parque Huayan que alberga un antiguo templo budista en un entorno muy pintoresco que ofrece gran paz y serenidad. Un lugar encantador para pasear y disfrutar de la arquitectura tradicional china. Y el museo de Datong, perfecto para aprender más sobre la historia y la cultura de este encantador y acogedor pueblo, con exhibiciones que abarcan desde artefactos antiguos hasta arte contemporáneo. Y por supuesto, deslúmbrate en su calle comercial, que recorre el centro de norte a sur, una calle peatonal llena de tiendas, restaurantes y puesto de comida callejera con una gran variedad de entretenimiento, desde música y baile hasta trucos de magia.
Fuera de este encantador pueblo se encuentran las Grutas de Yungang, Patrimonio Mundial de la UNESCO, que alberga una impresionante colección de más de 51.000 esculturas budistas talladas en la roca que datan de los siglos V y VI. Las esculturas incluyen imágenes de Buda, deidades y figuras mitológicas. Y muy cerca, el imponente templo colgante (Hanging Temple), el único que está construido en la cara de un acantilado y parece desafiar la gravedad. Combina elementos de budismo, taoísmo y confucianismo, y ofrece una experiencia cultural única.
Día 5: Pingyao
Nos dirigimos ahora a Pingyao, una antigua ciudad amurallada en la provincia de Shanxi, conocida por su bien conservada arquitectura tradicional y su rica historia. Las murallas que abrazan y protegen este hermoso pueblo, Pingyao son algunas de las mejor conservadas en China, ofreciendo una vista impresionante de la ciudad. Puedes caminar o alquilar bicicletas para recorrerlas y disfrutar de sus vistas panorámicas.
Bajando a tierra, Mingqing es su calle peatonal con más encanto, con interesante artesanía tradicional y auténticas experiencias culinarias. Repleta de tiendas, restaurantes, casas de té y edificios históricos, la convierte en un lugar perfecto para pasear y disfrutar del ambiente muy auténtico. También encontramos varios templos y palacios antiguos que vale la pena visitar, como el templo de la familia Qiao y la Casa del Gobierno de Pingyao, que ofrecen una visión fascinante de la historia y la cultura de la región.
Una de las visitas más llamativas de la ciudad, son sus bancos antiguos, ya que Pingyao fue un importante centro financiero en la antigua China, y aún conserva muchos edificios antiguos de entidades bancarias y casas de cambio, como el Museo de la Casa de Rishengchang, que fue el más grande de la ciudad en su época.
Día 6 y 7: Xi’an
De muralla a muralla, llegamos en tren a Xi’an, donde nos asentaremos durante dos días. La fortaleza de esta bulliciosa ciudad son algunas de las más grandes y mejor conservadas del país. Puedes caminar, montar en bicicleta o incluso tomar un paseo en carro para disfrutar de su recorrido. En su interior, el barrio musulmán, hogar de una próspera sociedad musulmana repleta de mercados, mezquitas, tiendas de souvenirs y puestos de comida halal, como los famosos panecillos de carne (roujiamo) o sus famosos fideos (biangbiangmian), que no podrás acompañar con ninguna bebida alcohólica, siguiendo las tradiciones de la comunidad.
Su Gran Mezquita es una de las más antiguas y grandes de China y combina con gran complejidad elementos de arquitectura china e islámica. Un lugar perfecto para visitar y pasear por sus tranquilos patios admirando los intrincados detalles de sus esculturas.
Como en casi toda ciudad tradicional china, cuenta también con una pagoda, en este caso, la de la Oca Salvaje. Esta antigua edificación budista fue construida durante la dinastía Tang y es un importante símbolo religioso en Xi’an. Se puede visitar y ascender para deleitarse con unas asombrosas vistas panorámicas y explorar sus jardines circundantes. También merece la pena conocer la Fuente Musical de la Plaza del Gran Sur, que ofrece espectáculos nocturnos de luces y agua que se sincronizan con la música.
Al día siguiente, nos dispondremos a conocer el ejército más famoso a nivel global, los Guerreros de Terracota. Considerado uno de los espacios arqueológicos más importantes del mundo, es un conjunto de esculturas de soldados y caballos de tamaño real que fueron enterradas junto al emperador Qin Shi Huang, quien ordeno su construcción para protegerlo en la vida después de la muerte y enterradas alrededor del año 210 a.C.. Fueron descubiertos en 1974 por un agricultor local que estaban excavando un pozo en la provincia de Shaanx. Hoy en día, el descubridor posa alegremente con los turistas en su gran tienda de souvenirs.
Día 8-10: Shanghái
Comenzamos la última etapa del viaje y viajando al futuro de China: Shanghái. Esta metrópolis vibrante y moderna ofrece una amplia oferta de ocio para el visitante, desde restaurantes de estrella Michelin hasta selectos clubs.
Comenzando por el Bund, un icónico barrio con un elegante paseo que recorre el río Huangpu, ofrece impresionantes vistas del skyline de la ciudad, especialmente por la noche cuando la iluminación es la protagonista, siendo el enclave perfecto para conseguir una fotografía de postal. Junto a él, se encuentra el barrio francés, una encantadora y elegante zona histórica con calles arboladas, boutiques de moda y restaurantes de lujo.
En este lado de la ciudad, nos dejaremos impresionar por el Templo del Buda de Jade, un santuario budista que alberga dos estatuas de Buda talladas en esta majestuoso roca ornamental, así como una impresionante colección de reliquias religiosas. También el jardín tradicional Yuyuan, un oasis de calma en medio del bullicio de la ciudad donde puedes pasear por sus senderos, admirar los pabellones y estanques, y disfrutar de una taza de té en un salón tradicional. Como contrapunto, Nanjing, una bulliciosa calle comercial considerada de las más concurridas del planeta, perfecta para ir de compras ya que ofrece una amplia oferta de tiendas, restaurantes y entretenimiento, donde hay que tener especial cuidado con las falsificaciones y clubs de alterne. Puntera también en el ámbito cultura, la ciudad alberga el Museo de Shanghái con una impresionante colección de arte chino, que incluye cerámica, jade, bronce, caligrafía y pintura.
En la otra orilla, encontramos su símbolo más reconocible, la Torre de la Perla Oriental, un edificio de observación al que se puede subir para disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad desde lo alto. Se encuentra junto al Shanghai World Financial Center, uno de los rascacielos más altos del mundo, que permite disfrutar de una impresionante y abrumadora vista de la ciudad desde su piso 100. Desde aquí, despídete con un atardecer repleto de reflejos dorados, de la fusión entre tradición e innovación y de la majestuosidad de un país que conquista al mundo.